Ilustración de las distintas armas de asedio utilizadas en la Antigua Roma. Torre con puente levadizo |
Las armas de asedio eran armas que se usaban en la antigüedad para destruir o superar fortalezas, murallas, castillos y fuertes de manera eficaz durante un asedio.
La maquinaria de asedio permitía ahorrar tiempo y aumentar las posibilidades de éxito en la conquista de la ciudad. Estaba diseñada principalmente para ir sorteando los obstáculos que una fortaleza podía suponer para el ejército atacante.
Trabuco: se empleaba para destruir murallas o para lanzar proyectiles sobre los muros. Fue arma dominante de sitio en Europa entre el año 850 al 1350. Pariente mayor del onagro y la catapulta. Venía muy bien para lanzar material masivo, como rocas, animales muertos y mensajes. Los primitivos trabucos eran del tipo más simple: el de tracción. Un grupo de operarios, que podían llegar hasta los 250 hombres, tiraban mediante cuerdas del extremo corto del brazo, haciéndolo bascular sobre el eje. El paso decisivo fue añadirle un contrapeso fijo (que podía pesar hasta 20.000 kilos) al final del extremo corto del brazo. Esta innovación permitió aumentar considerablemente su potencia. Un trabuco mediano podía lanzar una tonelada de peso hasta los 180 metros de distancia.
Catapulta: Máquina para lanzar piedras u otros objetos sobre el castillo y sus dependencias. Existía un contrapeso para el lanzamiento. Los proyectiles seguían una trayectoria curva. Las piedras caían de arriba a abajo y se usaba para destruir las almenas de las murallas. No era probable dañar los muros. Se montaban fuera del alcance de las flechas de los defensores. La catapulta también servía para lanzar objetos ardientes que pudieran provocar incendios en los tejados de las casas. Las catapultas de tensión son las que funcionan gracias a que almacenan su energía, al ser tensado un arco de metal, madera o cuerno. Las catapultas de torsión son aquellas que son accionadas gracias a la fuerza almacenada al "torcer" una madeja de cuerdas, tendones o crin de caballo, según la época de que se trate. La catapulta de contrapeso funcionaba a base de un contrapeso, con una masa muy superior al peso del proyectil.
Torre de asedio: Se acercaban a las murallas y, a continuación, arrojaban desde ella una plancha hasta la parte superior de la muralla. Los soldados de la torre podían avanzar por la plancha y entablar la lucha cuerpo a cuerpo con los defensores. Se protegía con pieles húmedas para evitar que la quemaran. Se movía con lentitud y dificultad, a causa de su peso. Había que preparar la tierra con anticipación, normalmente con una calzada de tablas planas de madera encima de tierra fuertemente comprimida, para facilitar el movimiento de la torre. Un área para la lucha, situada en la parte superior de la torre, permitía disparar a los arqueros al castillo mientras se acercaba la torre. Si el primer grupo de atacantes provenientes de la torre lograba pasar, una corriente continua de hombres les seguía por la plancha para finalizar la ocupación del castillo.
Balista: La balista o ballista era una máquina de asedio similar a una ballesta, pero de grandes dimensiones. Disparaba grandes dardos o jabalinas por separado o en pequeños grupos, según el tamaño y estructura del modelo. Debido a su tamaño, debía sostenerse sobre un trípode y era manejada por varios hombres encargados de poner los proyectiles, tensar la máquina por un mecanismo de torsión y liberar finalmente el proyectil. Si la maniobra se hacía correctamente, el proyectil salía disparado a grandes distancias. Se usaba principalmente en los asedios, ya que una vez montada era difícil de apuntar con ella a objetivos móviles. Por lo general , la balista se construía en madera, aunque podía tener partes hechas o al menos revestidas de metal, y usaba cuerdas o tendones de animales como tensores.
Ariete: Era un tronco bien grande con cabeza de hierro, introducido dentro de una abertura móvil y se hacía rodar hasta una parte de la muralla o una puerta. Una vez allí, se balanceaba el tronco hacia delante y hacia atrás. La fuerza de los golpes abría brecha en la placa de madera de la puerta o el muro de piedra, creando una abertura para el ataque. La parte de arriba del ariete estaba cubierta con pieles húmedas para evitar que ardiera. Llevar el ariete era para valientes, pues le caía de todo encima (desde aceite o agua hirviendo, a piedras, flechas, etc.). Las variaciones del ariete incluyeron a la barrena, el ratón, y el arpón de sitio. Éstos eran más pequeños que un ariete y se podían utilizar en espacios más limitados.
Onagro: El Onagro es una antigua arma de asedio del tipo catapulta, que tenía mecanismo de torsión. El nombre de onagro es una referencia al asno salvaje asiático del mismo nombre, conocido por su mal genio y que puede lanzar a un hombre a cierta distancia de una coz. Era montado en el lugar del asedio por, al menos, 8 hombres, sobre una base de tierra aplastada o ladrillos que disminuyera la vibración al ponerse en marcha. Constaba de un marco de madera que servía de base en el suelo, sobre el que se alzaba un marco también de madera (reforzado a veces con pieles) que servía de tope al brazo cuando éste salía disparado, evitando así su rotura. Este brazo estaba rematado en su punta por una cuchara o una bolsa de piel colgada en la que se cargaba una piedra pesada que podía lanzarse a una distancia de hasta 800 metros. Una variante suya fue el mangonel.
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